Las ideologías de la oposición frente a la propuesta oficial

Nicolás Márquez


Estar enrolado en “la oposición” comprende una toma de posición política, pero no necesariamente ideológica. La dirigente izquierdista Vilma Ripoll es tan opositora al régimen vigente como puede ser el Diputado proscripto Luis Patti, pero ambos están en las antípodas entre sí.


Tres son los candidatos a Presidente opositores que resuenan con cierta (o incierta) chance electoral de “arañar” un lugar en una difusa segunda vuelta: Roberto Lavagna, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy.


Si el oficialismo ideológicamente es a todas luces un populismo de izquierda, una oposición en términos reales debería ofrecer una plataforma republicana y de derecha. El resto de lo que se pueda exhibir en el escuálido menú de nuestra agujereada partidocracia, no puede ser mucho más que un abanico de matices discursivos apenas perceptibles y entendibles.


Elisa Carrió (quien apoyó a Néstor Kirchner en el ballotage y muchos de su partido hoy forman parte del oficialismo), brega por volver a las formas republicanas que desde el año 2003 fueron terminadas de aplastar, empero, ideológicamente es de centroizquierda, posicionamiento que no está alejado del régimen, aunque se disienta en los aspectos institucionales. En buen romance, si bien Carrió es una fogosa opositora verbal, su disenso no deja de quedar a mitad de camino.


El caso de Roberto Lavagna, resulta ser el más insólito de todos. En efecto, el ex Ministro de Economía de Eduardo Duhalde y luego de Néstor kirchner, fue nada más y nada menos que el artífice del modelo populista vigente, basado en la sustitución de importaciones, confiscación a las exportaciones (a través de las eufemísticamente llamadas “retenciones”) y empobrecimiento generalizado de salarios a través de la artificial devaluación del peso llevada a cabo bajo la excusa de mantener un “dólar competitivo”.


Pero al dimitir Lavagna en el cargo que ocupó por casi tres años, le sucedió (sin modificar coma alguna a su programa dirigista) la “bolsera” Felisa Michelli, quien además fue alumna y discípula directa de aquel. Ahora Lavagna sale al ruedo esgrimiendo un extraño libreto rezador del aforismo “desde que me fui Kirchner se desvió del camino correcto” (¿?). En términos ideológicos ¿en que se opone Lavagna respecto de sus ex amigos que hoy gobiernan?, cuesta contestarse esta pregunta, y Lavagna tampoco ha logrado fabricar una versículo más o menos convincente y consistente que explique tal galimatías.


Ricardo López Murphy, es republicano en lo institucional, conservador en lo cultural y liberal en lo económico. Vale decir, es el único candidato que (compártase o no su pensamiento) puede mostrarse y exhibirse como opositor en términos prácticos e ideológicos.


Cuando se habla en términos genéricos de “la oposición”, no debemos perder de vista a aquellos referentes que son opositores por una mera lucha de poder por el poder mismo, de aquellos otros que lo son de manera ideológica, metodológica y (si cabe el término) de manera hormonal. Vale decir, es necesario distinguir al opositor coyuntural del opositor sustancial.


El Frente para la Victoria del matrimonio presidencial, por su parte ya pateó el tablero y el mandamás colocó de arbitrio (y atendiendo al mérito de compartir su lecho conyugal) a su mujer como candidata a Presidente, a efectos de continuar y profundizar los planes regiminosos y conyugales en boga. Embasada en látex y con los pómulos más henchidos que de costumbre, Cristina Fernández ya debutó con su propaganda electoral empapelando Buenos Aires con cartelones que nos muestran su risueño rostro escoltado por el extraño mensaje “el cambio recién comienza”.


El Presidente lo anticipó desde un principio y (en esta singular ocasión) no mintió al sentenciar “el próximo Presidente será un pingüino o una pinguina”. ¿Y que tal si probamos con una persona normal?.


Nicolás Márquez, abogado, autor de los libros “La Otra Parte de la Verdad” y “La Mentira Oficial”


Gentileza en exclusiva para NOTIAR de www.nicolas-marquez.com.ar